miércoles, 3 de junio de 2020

EL FIN DEL DISCURSO EN PÚBLICO







“La gran masa cede ante todo al poder de la oratoria. Todos los grandes movimientos son reacciones populares, son erupciones volcánicas de pasiones humanas y emociones afectivas aleccionadoras, ora por la diosa cruel de la miseria, ora por la antorcha de la palabra lanzada en el seno de las masas – pero jamás por el almíbar de literatos estetas y héroes de salón” Adolf Hitler

El olímpico Pericles con su imponente voz y maravillosa elocuencia, Demóstenes quien a pesar de algunas limitantes enarboló discursos poderosos, Hitler y su apasionada expresión, Martin Luther King con aquel sueño que al parecer no ha logrado consagrarse, Obama y su conexión con las masas, todos además de sus liderazgos positivos  o negativos tienen varias cosas en común: La oratoria y la exposición de exquisitos discursos ante grandes audiencias.

Conforme la humanidad evoluciona y los avances tecnológicos nos alcanzan, hemos observado como a través del tiempo la forma en la expresión cambia dependiendo de la época, sin embargo lo que no tiene tantas modificaciones, es el discurso en público, las reuniones masivas de cualquier índole, político, social, económico siguen siendo muy similares, claro que han existido cambios que van de la mano de la tecnología, un ejemplo de esto es la incorporación de apuntadores digitales y el teleprompter , este último ha sido de gran ayuda para aquellos que no son autores de sus discursos. Barack Obama marcó una pauta en cuanto a la campaña presidencial potencializada por el internet. Después de esto su método ha sido replicado en diversas latitudes del mundo.

Hoy nos encontramos ante una situación atípica, vivimos un momento que quizá solo habíamos visto en los libros de historia, la pandemia nos ha orillado a la adaptación, hoy es importante darnos cuenta que el discurso en público posiblemente puede comenzar a vivir sus últimos tiempos, ya que con el contagio tan sencillo del Covid-19 es muy fácil enfermarnos, esto traerá consigo que el orador o la oradora que desee ganarse los adeptos de la gente sea cual sea su área de acción, necesita forzosamente adaptarse a la actualidad, porque el discurso en público será reemplazado por el discurso digital, en donde será más sencillo para quien lo exprese porque tendrá a la mano grandes recursos tecnológicos que le ayudarán desde la edición de sus videos, leer sin que parezca que lo hace, entre otras cosas. La pandemia nos ha enseñado que es indispensable mantenernos adaptados, sin embargo, todos aquellos que piensen que tienen resuelto el problema del nerviosismo porque quizá ya no tendrán contacto con multitudes, deben saber que aun así, necesitan mantenerse preparados, porque aún tendrán contacto con aquellos reporteros que gracias a su destreza tienen la facilidad para incomodar incluso hacerte ver mal frente a tu audiencia. O un ejemplo sencillo, las clases, las reuniones de trabajo o sociales en línea  nos enseñan que la tecnología es parte de nuestra vida y que es más fácil que alguien nos interrumpa mientras hablamos, solo basta con activar el micrófono en la reunión online.  

La comodidad será parte de las siguientes generaciones que deseen dedicarse a la exposición de mensajes, pero deben mantenerse alertas, porque hoy es muy sencillo leer un guion viendo a la cámara, hoy es muy sencillo editar “algo” que no nos guste, hoy es muy sencillo vernos “frescos” ante los demás, pero, ¿Qué va a pasar cuando necesites exponer sin el apoyo de un teleprompter? ¿Qué va a pasar cuando no tengas oportunidad de editar el mensaje que quieres compartir?

El “darwinismo de la oratoria” como lo he bautizado es una realidad. Adapta tus discursos, aprende a grabar frente a una cámara, qué es lo único que ha cambiado, porque el lenguaje corporal, la estructura de ideas y el transmitir emociones sigue vigente. Termino diciéndote, a pesar de todo esto, no te confíes y sigue ensayando para hablar sin ediciones, sin guiones y frente a grandes multitudes.  

Alberto Ramírez 

EL FIN DEL DISCURSO EN PÚBLICO

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